En estos tiempos de desesperanza y aflicción generalizadas,
en el que cada vez más mexicanos se abrazan a las religiones y cada vez menos
dioses hacen sus apariciones, presenciamos un verdadero milagro. Osorio, mejor
dicho, San Osorio, ha cumplido la plegaria de una mexicana.
Sí, estimado tamalito, tal como lo estás leyendo, nuestro
hoy santificado secretario (que en China ya está solicitando cambien el nombre
del año del mono de fuego por el ángel de juego) la hizo en grande y con voluntad
divina demostró que cuando un mexicano se hinca sus peticiones pueden hacerse
realidad. De esta forma nos da un mensaje muy claro y nos llena de esperanzas, que
al mismo presenta una gran pregunta, ¿será que no habíamos entendido nada y de
lo único que se trataba era de hincarnos ante nuestros gobernantes para que se
pusieran a trabajar?
Ay, qué tamalitos tan despistados, de haber sabido podríamos
haber evitado tantas muertes, crisis, abusos y hasta la corrupción.
En fin, nunca es tarde para aprender, así que de ahora en
adelante las procesiones no serán a la Basílica de Guadalupe, sino a
Gobernación, y la fecha cambiará del 11 de diciembre al 27 de julio, porque ahí sí cumplen los milagros. De hecho, el gobierno ya está
pensando en instaurar un programa que se llamará San Ex-pedito (sic) —que no tiene
nada que ver con Calderón—, para que todo mexicano obtenga sus rodilleras
gratis, mismas que se podrán recoger en los módulos de atención ciudadana
presentando la foto de un familiar desaparecido.
Soluciones inteligentes para peticiones muy urgentes.
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